viernes, 17 de febrero de 2012

Pepe

Pepe Carleton era tan inabarcable como su memoria. Fue la luz de los años luminosos de Tánger, íntimo amigo de Jane Bowles y Cocteau, del Madrid de los 50 y de los inicios de una Marbella trangresora y dandi, porque Pepe ante todo era un dandi, detestaba el declive físico y cuando empezó a intuir su final desapareció de la escena que tan bien protagonizó, un poeta sin obra, como los grandes poetas. Vividor sin límites que partió en mil pedazos las muletas de la justificación. Recuerdo haberle visto por Puerto Banús, cuando yo era un quinceañero y me encerraba a beber en los bares donde trabajaba mi hermano Rafa Palacios, y quedarme empantallado viendo entrar a aquel hético cuerpo en el Camello de Oro. Pepe Carleton ha fallecido en Marbella, muy joven.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay alguien "sano" y verdaderamente meritorio que merezca tu macabra consideracion?