
Tanto morir antes de tiempo
para no saber nada de mi propia muerte.
R. Alberti
Sal
Aprovecharon el escondite del agua
entre la frontera de la piel y el sol
para entregarse al dictamen
de sus mandamientos
y bajo la frontera,
en un eclipse de satisfacción,
las pies arrugados de cantábrico
y los labios fríos y armados,
al fin vivos, en compasión.
Al emerger ya no quedaba sol,
ni mar, ni pies, ni piedras,
ni cuerpos, solo gestos
salados que, con pasión,
perdieron la fe.
Y en su hueco gris vertieron
trozos de ilusión,
relojes sin pilas,
pecados capitales,
mentiras limpias y
actos reflejos.
Y al llegar allí,
la sal encontró su destino:
provocar sed.
A Clara y Mercedes.
(De Asientos Resevados)
(La obra, titulada 'Retrato de un Desconocido', pertenece a la genial artista sevillana Mercedes Paz Esparza)

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