miércoles, 20 de enero de 2010

Viejas Extravagancias en Metrajes Eternos

Hace ya algunos años, C. Gustave Liffers viajó hacia Cuba con la duda de si quería hacer un documental, un largo o un poema. Él es un poeta ágrafo, un anacoreta de lo mundano. Terminó como pudo, quizá con un lápiz en lugar de una cámara, sus dos patrias, pronto en EEUU se hicieron eco del trabajo del director de Wiesbaden y los periódicos más influyentes de aquel país (Chicago Tribune o NY Times)lo destacaron, incluso los cineastas JC Tabío o Manuel Zayas. No ocurrió lo mismo en Europa, quizá camuflado por tanto material caro, repetitivo y parapléjico que en los últimos años ha llegado sobre la isla.
Estoy seguro que a Reinaldo Arenas le hubiera gustado esta cinta, seguro, como lo estoy de que a Gil de Biedma no le hubiera desagradado tanto tanto ver la suya. Y es que en estos dos casos muchos confunden: no son documentales sino películas, y las películas, al igual que la realidad (cuba y la noche, las personas del verbo), a veces son ficción.

Ahora sigue apostando a perderlo todo, sigue abrigándose con grúas que perforan los pies en el suelo, impermeables y poemas, sigue cantando las canciones de la cara B, y algunos se lo agradecemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vielen dank